¿TRES AÑOS YA? FELICIDADES, SIBARITASTUR.

Por Jorge Díez

Este mes de noviembre el blog de Sibaritastur celebra su tercer cumpleaños. En realidad había nacido unos meses antes pero su autor quiere tener noviembre de 2008 como fecha formal de inicio de actividad. ¿Formal? Supongo que de eso se trata, del momento en que adquiere un compromiso serio y decide dotar al blog de regularidad. Antes había algún comentario y sobre todo, aquellas fotos, aquellas sugerencias tan personales a veces. En realidad las hecho de menos; estaría bien alguna de vez en cuando.

Pero volvamos a esos inicios. Asturias es tierra pequeña y este mundillo de aficionados, de apasionados con un punto maníaco a veces, es muy reducido, nos conocemos casi todos. Así que la aparición de un nuevo blog, en aquel momento en que estos eran el canal de comunicación más vivo entre nosotros (tiempos pasados ya, creo) fue observada de cerca. Y este ¿quién es?, ¿lo conocéis? Ni idea, pero se apunta a todas las fiestas, ¿no? Así fue la reacción al principio. La “élite” que escribía a menudo y ya se trataba personalmente examinaba al “nuevo”, como si fuésemos el sanedrín que otorgase o negase certificados de autenticidad a un blog (Ilusos. Cada vez que recuerdo esas discusiones sobre la validez de los argumentos en estos medios de aficionados, sobre el criterio al fin y al cabo, no puedo evitar recordar cierta conversación sobre el criterio en “Los lunes al sol”, qué se le va a hacer.)

He de ser sincero y decir que te pusimos difíciles los comienzos, que te miramos con desconfianza. Había algo un tanto rudo en tu expresión y había un atrevimiento que juzgamos excesivo al hablar de los vinos. Eso, y que la selección de vinos tampoco era la que hubiésemos hecho nosotros, claro. En fin, que sin saberlo tuviste muchos ojos sobre ti, sobre tus fichas, sobre tu blog hasta que la tolerancia inherente a una de nuestras reuniones con mesa y mantel hizo que nos conociéramos personalmente. Muchas veces lo has dicho –barres para casa-, que la palabra escrita da lugar a equívocos. Así que en aquella ocasión fue el cara a cara y el hablar dentro de lo posible (fue la última gran reunión, con mucha gente, casi todos, si así podíamos considerarnos) lo que aportaste en tu defensa en esa especie de juicio invisible. Y funcionó bien: como somos más asequibles de lo que puede parecer, pasaste a ser uno de los nuestros.

Pero me interesa más hablar de tu propia evolución durante esos tres años que de nuestra relación. Lo primero es público y lo segundo, privado, así que me parece lo propio.

De unos inicios dubitativos, inseguros, has ido pasando a opiniones más fundamentadas. De tu mero gusto personal, a descriptores de uso colectivo en mayor o menor medida. En medio, mucho aprendizaje. Formal e informal, pero sobre todo personalísimo: probar y probar vinos, dejarse dinero que hoy no gastarías en lo mismo, “quemar” el paladar con cosas que no valen la pena. Sólo así se aprende. Por el camino escogiste el vino, tu gran afición presente, y dejaste las fotos protagonistas o los restaurantes; escogiste la ficha y esperar opiniones y dejaste los textos más largos; escogiste un estilo, un enfoque de los posibles.

Es poco tiempo o mucho, según se mire, pero hay una evolución. Y sin embargo, también hay rasgos comunes, los que más me interesan. Hay personalidad, que gustará más o menos a cada quien pero ahí está. Siempre has defendido lo que pensabas, lo que tu gusto te decía. Siempre has tenido en cuenta el precio para matizar cómo valoras un vino, algo tantas veces discutido conmigo, sin ir más lejos. Has ido escogiendo tus predilectos y los has defendido bien pese a las objeciones, como en tu apuesta por los llamados vinos naturales, en tu preferencia por los vinos con menos “fábrica” y más artesanía.

En fin, ha sido un camino entretenido, seguro, pero también difícil en la medida en que te lo has tomado tan en serio, exigiéndote regularidad y un formato homogéneo, orientándote a criterios casi profesionales. Y todo con un único compromiso: el que te impusiste tú mismo, sin pensar cuánta gente te leería. Hoy son bastantes esos lectores pero no los conozco, a ellos no me puedo dirigir con la misma confianza. Sólo darles mi palabra, en lo que valga, de que es sincero el afán que pones en este blog y de que es verdad lo que dices sobre los equívocos de la palabra escrita, que sean benevolentes contigo cuando algo les suene mal y que te den otra oportunidad, si quieren hacerme ese favor.

 Así que repito lo dicho, por lo que empecé: felicidades. Son malos tiempos para un blog de ocio porque son malos tiempos para el ocio, pero brindo por otros tantos años si es lo que deseas seguir haciendo. Sin duda seguirá esa evolución, ese aprendizaje, pero no perderás tu personalidad por el camino. Y eso se agradece.

Y ahora sí, a los cercanos, a los que nos conocemos, a esos sí puedo dirigirme con confianza. Dedicad unos minutos a pensar en el momento en que descubristeis este blog, en la impresión que os causó y en lo que visteis después. Dedicad un par de líneas a reflejarlo y dejádselas aquí a nuestro amigo, en su casa, en su blog. Ese será nuestro brindis.

 Nota: Los fotos son responsabilidad del autor del blog. El autor de post no tenía ni idea